Huían a toda velocidad. Las flechas alcanzaban a la carreta o como mucho atravesaban algún sombrero. Cada disparo era un indio abatido. Volcaron y, aunque siguieron causando innumerables bajas, al final ellos mismos fueron masacrados, seguramente por haberse acabado el presupuesto de la peli o por quiebra de la productora.
Cristina
0 comentarios:
Publicar un comentario