jueves, 22 de diciembre de 2011

Ilusiones

Levitando erráticamente, se dio de bruces con otro, de un azulón hortera, que también flotaba sin rumbo definido. A pesar de su desconfianza, permitió que se le acercase, pero sin fusionarse. Eran solo dos, pensó. Calculaba el porcentaje que exigiría para él, cuando, sin saber cómo, se vio rodeado de docenas, cientos, quiá, millones de sueños de todos los gustos y ambiciones que reclamaban, cada uno para sí, una exagerada parte del premio al que él, por ser el primero, tenía derecho preferente.

tapia


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