El sonido del viento arrastrando las capas superiores de la nieve, le impedían oír el lento ascenso de sus compañeros, insinuados en la lejanía. Estaba solo en lo más alto, y se sentía el rey del universo, veía ante sí un mar de nubes del que sobresalían los otros picos de la cordillera, pequeños islotes, a los que no se podía llegar a nado aunque era la impresión falsamente recibida. Ante tal espectáculo, no tuvo más remedio que inclinarse reverencialmente ante su autor, fuese quién fuese. Alfred
Efectivamente, he sentido esa maravillosa sensación muchas veces, la naturaleza es a veces tan bella, que logra cortarnos la respiración.
ResponderEliminarMe alegra, que te haya recordado una sensación agradable.
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