Abrió la puerta vestido de una leve sonrisa y de un café. Pérfidamente, sin avisar, el perfume de su piel recién extraída del calor de las sabanas vino inflamar un estado mental aun bostezando. Bajé los ojos y me concentre sobre mis pies que me confirmaron que eran dos.Disponía exactamente de dos segundos para recobrar mi calma y comentarle con inspiración el sorprendente frescor de esa mañana.Justo después...salir corriendo y chapuzarme en la nieve recién caída durante la noche.
H.
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