martes, 3 de enero de 2012

Ojo tras ojo

Perdió un ojo en Irak y otro afinando un arpa. Preparaba el inminente concierto para flauta y arpa de Mozart K299 cuando una cuerda saltó,como el látigo de un auriga, cruzando el globo ocular de polo norte a sur. El incidente no le desanimó y continuó rascando el arpa, concierto tras concierto, como si fuera la espalda de la musa Euterpe. La pérdida de visión agigantó su oído.

Cuando le preguntan: ¿Qué pasó en Irak? Contesta sin ganas :¡Ah, sí! La esquirla de una bala disparada por un muyahidín

country49


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