Despertó en medio de la noche, quiso salir al nevado jardín con sus pies descalzos, pero descubrió una botas grandes junto al dintel de su puerta, salió y de repente la nieve tornó en blanca arena, al poco un bosque le rodeaba, luego unas altas montañas, más tarde una ciudad que no reconoció. Consiguió volver a casa, regresó a su cama aún caliente sin apenas cansancio, y retomó su sueño infantil sin saber que aquellas botas desconocidas para el, eran de siete leguas. Despertó pero ya no estaban.
JESTA
Supongo que las botas de 7 legüas de nuestros sueños se han convertido en la realidad en aviones, es más o menos lo mismo, pero sin magia !Lástima!
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