Una bicicleta fue el regalo que mis padres eligieron para sacarme de la niñez.
Aquella mañana de reyes entré en el salón hecha una manojo de nervios y la descubrí: roja, reluciente.
Montada en aquel magnifico caballo me sentí adulta, dichosa y sobre todo, libre.
Aún hoy, cuando el aire me revuelve el flequillo y pedaleo contra el viento, vuelvo a ser aquella niña feliz.
Aquella mañana de reyes entré en el salón hecha una manojo de nervios y la descubrí: roja, reluciente.
Montada en aquel magnifico caballo me sentí adulta, dichosa y sobre todo, libre.
Aún hoy, cuando el aire me revuelve el flequillo y pedaleo contra el viento, vuelvo a ser aquella niña feliz.
desasosegada
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