lunes, 20 de febrero de 2012

Falta de vocación

No me gustaba aquel colegio, nunca me gustó. Era gris, rodeado de grandes muros que daban sensación de ahogo.
He de confesar que una vez allí no lo pasaba tan mal ¿Quién iba a impedirme viajar a mundos exóticos durante las clases? ¿A quién podía molestar que mi alma escapara volando por la ventana?
Soñaba con ser afilador, repartidor de coca-cola o cantautor, cualquier cosa que me alejara de esa cárcel-colegio.
Finalmente el timbre me despertaba de mis ensueños y volvía a ser "el señor director"
desasosegada

1 comentario:

  1. Me ocurre exactamente igual, por lo que simpatizo con el protagonista. Sólo que, en mi caso, no soy "el señor director".

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