Las gotas al caer iban haciendo circulitos en el suelo, quedaban espectaculares, su fuente estaba en la escalera, donde con una posición imposible y una mueca que no denotaba nada bueno, el cuerpo acribillado a balazos del más fiel sicario del jefe, yacía a la espera de qué el forense de turno, dijera la causa y hora de la muerte. Mientras se entretuvieron en retirarle unos fajos de billetes que asomaban por los bolsillos, esta vez la paga cambiaría de manos.
Alfred
Seguro que una mueca tan significativa, quería decir que nada bueno le estaba pasando a ese, efectivamente. Sangre, intereses e ironía. Los haces compatibles.
ResponderEliminarGracias por leer y comentar, un saludo.
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