Las paredes vacías visten a la pequeña estancia de tonos ajados y pálidos.
El tintineo de las gotas sobre los cristales marca el ritmo de la noche, como si de un estertor agónico y premonitorio se tratase.
Da vueltas y vueltas, sin poder huir de la mirada triste que rebosa los límites de esa fotografía que aferra contra el pecho.
Mientras aguarda a que el delirio le aseste un definitivo golpe certero, apenas acierta a deletrear, por última vez, aquel nombre teñido ya de sepia.
Cronopio
El tintineo de las gotas sobre los cristales marca el ritmo de la noche, como si de un estertor agónico y premonitorio se tratase.
Da vueltas y vueltas, sin poder huir de la mirada triste que rebosa los límites de esa fotografía que aferra contra el pecho.
Mientras aguarda a que el delirio le aseste un definitivo golpe certero, apenas acierta a deletrear, por última vez, aquel nombre teñido ya de sepia.
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