Al horror de la guerra se sumó la gran pandemia. Muchos la padecimos, pocos le pusieron freno. Yo lo intenté: atracando árboles frutales, todavía imberbes; sintetizando la vida de palomas, ratas, serpientes; haciendo de lo ajeno (lo dulce, lo salado, lo insípido) algo propio? Pese a los esfuerzos, mi piel seguía resbalando entre las costillas.
MIGUEL PEREIRA RODRIGO
La guerra en sí lleva a la gran enfermedad, o ésta la precede en ocasiones. El hambre acaba marcando costillares y líneas vertebrales como carretes de hilo saltones en la espalda.
ResponderEliminarTal vez sugerías otra enfermedad pero en cualquier caso, la lucha por la supervivencia de una forma aterradora y brillante.
Un saludo.
Gracias Albada. Supongo que la guerra es una gran factoría donde se elaboran enfermedades que se cronificaran en cuerpos inocentes, y otros no tantos.
ResponderEliminarPero supongo que forma parte de la dualidad del ser humano. Maravilloso por momentos, y tan particular en otros tantos.
Una perta.