miércoles, 19 de septiembre de 2012

Tic, Tac....

El día en que me regaló el reloj, como si fuera el mejor obsequio del mundo, abrió una brecha en nuestra relación
Prisionera del tiempo, esposada a su cadena, mi vida se escurría entre sus manecillas y él ya no rezongaba por mi impuntualidad.
Cuando le abandoné, le dejé el reloj junto a unas palabras de despedida: " El tiempo se acabó",


Tagore123


2 comentarios:

  1. Ay, esos regalos envenenados...Me ha gustado Tagore.

    Un cordial saludo.

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  2. Me ha gustado mucho, el reloj para bien y para mal, como medida de tristeza, de felicidad, para atar o para liberar, es siempre un objeto mágico.
    Un saludo.

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