Saboreo tu nombre mientras lo deletreo una vez más. Me deleito en cada letra, en cada pausa, en cada golpe de voz... cierro los ojos y me traslado a otro tiempo y a otro lugar, muy alejados ya de mí mismo.
Navego por ese espacio inventado, embriagado por el dulzor engañoso de tus recuerdos, embaucado por los caprichosos trampantojos de la memoria.
Cuando regreso, adivino una pequeña hebra de luz asomando temblorosa entre la maraña de ovillos entrelazados a que había quedado reducido mi cuarto.
Cronopio
Es dificil continuar cuando el pasado lo inunda todo, muy obnito.
ResponderEliminarUn saludo.
... Y mira que, en ocasiones, es pegajoso el condenado, jajaja. Saludos de vuelta y gracias por tu comentario, Marga.
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