Tengo miedo de que a mi hija pudiera ocurrirle una desgracia. Cuando abre la puerta respiro aliviada. Dice que el novio la acompaña cada noche hasta casa. Pero desde entonces, oigo un gemido que retumba en el zaguán como un gato al que hubiesen arrancado la vida. Estoy asustada.
Vicente Puchol
Pobre chica, eso es que le hacen algo.
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