miércoles, 5 de diciembre de 2012

El fatuo

Aún recuerdo cómo me cegaban sus ojos verdes, ¿o eran grises? No, lo que me atraía de ella era su voz...aunque a decir verdad ¡hablaba tan poco! ; o quizás, su cuello; ¿su cuello? ¡si casi siempre lo llevaba oculto por un pañuelo! Ahora estoy seguro: ¡sus manos!...pero si lo pienso bien, tenía dos, como todo el mundo. Debo dejar libre mi memoria. He conocido a Sara y esas evocaciones me entretienen. Tengo que grabar a fuego su aspecto para evitar que mañana otra mujer me vele su recuerdo.

country49


1 comentario:

  1. No te esfuerces, volverá a ocurrir, hay gentes que pasan por nuestro jardín sin dejar huella, que le vamos a hacer, se compensa con aquellas que lo cambiaron todo como un ciclón.

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