Las amplias avenidas desiertas, los angostos callejones amueblados con sombras cada vez más esquivas, las aceras humedecidas, los parques cerrados, los escaparates disfrazados de tiempos mejores, los semáforos regulando un tráfico imaginario, el calor ficticio de los edificios, la sucia escarcha sobre los coches aparcados, el ruido quejumbroso de esta ciudad malherida... se empeñan en borrar, sin conseguirlo todavía, los restos de magia que atesora, casi sin quererlo, esta madrugada.
Cronopio
El encanto de esa linea entre la noche y el día es indudable... bueno no siempre, cuando uno va a trabajar pierde mucho interés, jeje
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