- No, claro que no queremos volver.
- Pero ¿que tontería es esa? ahora mismo a casa.
- No, por favor, abuela.
- Pero ¿por qué?
- Porque allí hay mucho ruido.
- Pues quitáis la tele y en paz.
- Es peor, entonces se oyen gritos.
- ¿Que gritos?
- Los de papá y luego se oyen portazos y luego mamá no cena y luego papá nos dice "como llaméis a la abuela, os acordáis" y luego tenemos mucho miedo y nos escapamos.
- A ver peques, poneros a jugar, que la abuela tiene que hacer unas llamadas.
desasosegada
- Pero ¿que tontería es esa? ahora mismo a casa.
- No, por favor, abuela.
- Pero ¿por qué?
- Porque allí hay mucho ruido.
- Pues quitáis la tele y en paz.
- Es peor, entonces se oyen gritos.
- ¿Que gritos?
- Los de papá y luego se oyen portazos y luego mamá no cena y luego papá nos dice "como llaméis a la abuela, os acordáis" y luego tenemos mucho miedo y nos escapamos.
- A ver peques, poneros a jugar, que la abuela tiene que hacer unas llamadas.
desasosegada
Siempre consigues que en tus relatos se identifique uno inmediatamente. Hay mucha sinceridad, melancolía y ternura.
ResponderEliminarMuchas gracias por tus emotivas líneas y, otra vez, enhorabuena.
Cuánto contenido en tan pocas líneas para expresar una realidad cotidiana, cuya pretensión es "Que quede en casa" como tú bien expresas en el título. De hecho, creo que el título, no solo es un gran acierto, sino que además es uno de los pilares fundamentales de tu relato.
ResponderEliminarDisfruto cuando te leo porque tus relatos siempre están cargados de intensidad y ternura. Muchas gracias.