La sierra madrileña está conmocionada por lo ocurrido en una obra de la localidad de Peñarejo. Un inmigrante ecuatoriano, llamado Washington Parrondo, se disponía a almorzar cuando al abrir una lata de anchoas salió de su interior un individuo con chilaba y turbante. El trabajador corrió despavorido, creyendo que era el fantasma de Bin Laden, pero al volver sobre sus pasos el personaje le reveló que era el genio de la lámpara de Aladino y que había transmigrado por error a este envase debido a que el óxido acumulado por siglos había hecho la lámpara insalubre. El ayuntamiento ha acordado nombrar al genio hijo adoptivo, recalificar la finca, propiedad de un cuñado del alcalde, y crear en ella un parque temático. El líder de la oposición municipal ha declarado que no le extraña que ocurran cosas así en el pueblo, dado que el mismo ayuntamiento es como la cueva de Alí Babá y los Cuarenta Ladrones. Las autoridades estudian la situación de la esposa, los seis hijos y la suegra del trabajador ecuatoriano, aparecidos repentinamente en el pueblo como resultado del deseo concedido por el genio a su liberador, y que son por tanto inmigrantes ilegales
El Manco del Espanto
El Manco del Espanto
Bah en un pis-pas aparece una asociación de inmigrantes que acusarán de secuestro al ecuatoriano y la tendrán liada.
ResponderEliminar!!!muy bueno!!!!
¡¡¡ Gracias !!!
Eliminar¡Es muy bueno, Manco!
ResponderEliminarMás gracias. Se hace lo que se puede.
ResponderEliminarLa escueta barba del genio (extremo que ha sido demostrado por Disney) es difícil de confundir con la de ObL. Estos inmigrantes ilegales, siempre imaginando lo peor...
ResponderEliminarMuy divertido.
Pero el genio había olvidado su neceser en la lámpara, y en la lata su barba creció y creció. Además se le puso churretosa con el aceite, y al acabarse las anchoas adelgazó mucho y se quedó amojamado como el otro.
EliminarY gracias de nuevo.