martes, 9 de abril de 2013

Horizonte

Llegas al final de la cuesta y aparcas la moto en el arcén. La dejas ronroneando con suave pereza, como una caliente gatita mecánica. Contemplas la carretera, que ahora desciende en línea recta, buscando el horizonte para partirlo en dos. Buscas los cigarrillos que escondiste y fumas mientras la tira de asfalto parece moverse y oscilar entre una calina fantasmal. Quisieras rodar, dejar que el viento extirpe viejos lastres, dar gas a fondo y buscar a toda velocidad esa línea en el confín del mundo, sabiendo que el camino es tu destino. Te interrumpe el sonido del móvil. Sí, ya vuelves. Sí, comprarás pan y recogerás la comida en el asador. Sí, llamarás al señor Giménez, del bufete. Tiras la colilla al suelo, le echas un último vistazo al horizonte y diriges tu viejo, cansado cuerpo hacia la moto, mientras intentas sacarte con el dorso de las manos la arenilla que te ha provocado la humedad de los ojos.

Hank66

3 comentarios:

  1. ¿Arenilla de nostalgia, no?
    Me gusta, sobre todo cuando de golpe vuelve a esa lista prosaica de obligaciones por cumplir y te das de bruces con la realidad. Apenas tres palabras antes estaba casi al borde de algún cañón en una carretera perdida.

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  2. Estoy de acuerdo, es muy eficaz ese contraste entre el arranque épico y romántico con aromas de "Easy Rider" y esa colleja de realidad con suegra al fondo. Me recuerda a Gila: "Sí, cariño, sí... sí... sí...".

    El Manco

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  3. Muchas gracias por vuestros comentarios, ambos muy atinados. Poca cosa más puedo añadir. Me gusta el apunte sobre Gila, Manco, no había caído, jejeje.

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