El día en que dejé de ver
Me pareció el día más triste de mi vida.
Colores, sonrisas, guiños y expresiones
Desaparecieron.
¿Qué haría yo sin disfrutar
De un amanecer, de un ocaso,
De un Velázquez, de un paisaje,
De la carita de mi niña, de la belleza?
Pero podía haber sido peor.
El día en que dejé de oír
Me pareció el día más triste de mi vida.
Cantos, trinos, sinfonías y alegrías…
Silencio.
¿Para qué llorar, si no me oigo?
¿Para qué gritar, si no me escucho?
¿Para qué cantar, si desafino?
¿Qué dices? No te escucho.
Pero podía haber sido peor.
El día en que dejé de amar
Ese sí que fue el día más triste.
Pero no de mi vida.
Estaba muerto.
Fernando da Casa de Cantos
Me pareció el día más triste de mi vida.
Colores, sonrisas, guiños y expresiones
Desaparecieron.
¿Qué haría yo sin disfrutar
De un amanecer, de un ocaso,
De un Velázquez, de un paisaje,
De la carita de mi niña, de la belleza?
Pero podía haber sido peor.
El día en que dejé de oír
Me pareció el día más triste de mi vida.
Cantos, trinos, sinfonías y alegrías…
Silencio.
¿Para qué llorar, si no me oigo?
¿Para qué gritar, si no me escucho?
¿Para qué cantar, si desafino?
¿Qué dices? No te escucho.
Pero podía haber sido peor.
El día en que dejé de amar
Ese sí que fue el día más triste.
Pero no de mi vida.
Estaba muerto.
Fernando da Casa de Cantos