jueves, 10 de abril de 2014

Quizá otro día

La pereza no pudo con la vitalidad.

El vaquero gastado perdió por KO frente al vestido de primavera.

El color se esparció por el reloj haciendo desaparecer las manecillas monótonas e impersonales.

Una flor abrió sus pétalos tan temprano que el sol no tuvo más remedio que girarse para verla.

La música enmudeció los informativos.

El dolor cayó por un terraplén y nadie fue a socorrerlo.

Las frutas de la nueva temporada expulsaron sin piedad a las del año anterior que aún luchaban por subsistir en las cámaras frigoríficas, alimentándose de polvos conservantes.

Sonrió el hombre sin sonrisa y lo besó la mujer sin boca.

Los perros abandonados se manifestaron pacíficamente por las calles, bajo un cielo un azul limpísimo. Hoy ni siquiera un chemtrail planeó suciedad para la Tierra.

Quizá otro día vuelva la monotonía pero hoy... definitivamente, no.

Mercedes Marín del Valle

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