miércoles, 14 de mayo de 2014

PARAÍSO O INFIERNO

El barco donde viajaba se hundió siendo yo el único superviviente. Logré subirme a un bote y recogí diferentes víveres esparcidos por el agua. Resignado, me dispuse a terminar mis días esperando ver aquella luz que me llevaría con el resto de los pasajeros.

Cuando casi me desvanecía, divisé algo en el horizonte. A pesar de creer que era producto de mi imaginación, encontré las fuerzas suficientes para sacar los brazos por la borda y ayudarme con ellos a llegar hasta mi meta.

La isla aparentaba estar vacía y, tras salir del bote y caminar unos pasos, me dejé caer en la arena caliente.

Desorientado, desperté en un lugar fresco y rodeado de sombras. Cuando mis ojos se habituaron a la oscuridad, vislumbré un grupo de mujeres que me observaba y acariciaba. Comenzaron a discutir entre ellas, se empujaban y empecé a preocuparme. ¿Sería yo el fruto de su disputa?

Apareció una señora mayor, la líder del grupo, e impuso silencio. Se acercó a m í sonriendo y no sé qué me aterró más: creer que aquella mujer quisiese acostarse conmigo, o que me fueran a comer. Corrí todo lo que pude y volví al bote.

Charo Anadón

4 comentarios:

  1. Qué curioso, parece de aventuras pero tiene un final repentino como de chiste. Robinson en el país de las hambrientas. Me ha provocado media carcajada y eso siempre se agradece.

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    1. Gracias por tu comentario. Me alegro que te haya hecho sonreír. Saludos

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  2. Así estaría el conjunto de feas para causar tanto miedo.

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    1. Se supone que la que daba miedo era la líder... Las otras las dejo a la imaginación del lector...;)

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