sábado, 25 de enero de 2014

Habla y navega

Pero esta vez, ella lloró disimuladamente. Él hablaba sin mirarla, como hacía siempre desde que se divorciaran.

“Podremos unir telefonía fija, móvil e internet y ahorrar en la factura. Tendremos más gigas”

Ella sólo sentía desamor con tarifa plana y una línea adicional que le traía recuerdos de él envuelto en su militante pañuelo palestino.

“Llamadas, SMS gratis hasta el infinito y una televisión de plasma como regalo, hay que decidirse en dos días”

Ella sólo veía una banda ancha de incomunicación y un activista de sofá que haría cualquier cosa para echarla de casa, eso y unas lágrimas que iban con ella de rebajas.

#microrrelatos

Montesinadas

jueves, 23 de enero de 2014

Renacer

Presentía que los sonámbulos pensamientos una vez más invadirían su mente que desde hacía tiempo se había convertido en un recipiente hermético del que en vano intentaban huir. Intuía aquel martilleo en sus sienes durante inamovibles horas mientras él, ajeno, yacía a su lado.

Pero esa misteriosa noche de abril sin saber muy bien el porqué no opuso resistencia y tendida en la cama, con los ojos fijos en el techo, los esperó serena.

Un halo de luz se filtró por la lúgubre habitación que hasta entonces había sido su cerebro y, vencidos por la luminosidad, los pensamientos resbalaron inertes como arena entre los dedos.

Desde esa región inhabitada, una inmensa paz la acunó hasta sumergirla en un profundo y eterno sueño del que renació con el nuevo día.

Fue entonces cuando en silencio le dijo adiós para siempre.

eRRe

EL EMBOZO

Mamá, ¡cóseme!

Y mamá, siempre solícita, lo cosía: le subía la ropa de cama y le ajustaba el embozo debajo del mentón, ciñéndolo a los lados y remetiéndolo entre somier y colchón. Así dormía Andrés, "cosido" como él decía, amortajado casi. Le encantaba, "Así deben quedar siempre las cosas: bien ajustadas", pensaba para si.

Muchos años después, habiendo dejado atrás infancia y adolescencia, Andrés se dio a la escritura; ponía especial cuidado, como el relojero ajustando un engranaje, en engarzar bien las palabras, en casar las frases, en componer párrafos con sentido y sentimiento; en armar un buen texto en conjunto, que sonase bien al leerlo, que, como los buenos licores, dejase buen sabor de boca, en este caso al recitarlo.

Su difunta madre ya no acudía a coserlo en la noche, pero juntando, ajustando y remetiendo palabras, sábanas y sentimientos, seguía pensando: "Así deben quedar siempre las cosas: bien ajustadas".

YOLO