sábado, 27 de septiembre de 2014

AMOR CIEGO

Pasan cosas horribles en todas partes. Y yo prefiero mirar tu foto. Escucho la radio y hablan sobre el terremoto que ha destruido una ciudad, recuerdo la convulsión que me produce rozarte. Comentan sobre esos presos políticos y pienso en las horas muertas que me pasaría encerrado en ti. Las temperaturas son extremas debido al temporal, yo añoro tus pies fríos.



Concha García Ros

Cumbres de la literatura: Anna Karenina

La historia de la tenista rusa Anna Karenina es la de una auténtica heroína del Siglo XXI. Su primer Grand Slam, conseguido con sólo dieceis años, sería el primero de una serie que la llevaría a ostentar el record histórico de torneos ganados por una mujer. No faltaron quienes quisieron quitar mérito a sus éxitos, atribuyéndolos bien al dopaje, bien a su aireado romance con el mandatario ruso Vladimir Putin, romance truncado cuando conoció a un cantante español de fama internacional. Ahí siguió un turbulento periodo en que sobrevivió milagrosamente a tres misteriosos intentos de envenenamiento que quebrantaron su salud y la apartaron del tenis. Fue entonces cuando adoptó la nacionalidad española, inició una segunda carrera como cantante y, modificando ligeramente su apellido, ganó el festival de Eurovisión para su nuevo país con el nombre de “Karina II”. Vivir para ver.

El Manco del Espanto

domingo, 21 de septiembre de 2014

Lo que más le dolió



Le quitó el cargador y guardó la pipa en la sobaquera. Luego entró

en aquel antro donde empezó un día de policía.

Le envolvió el humo de los cigarrillos y la música de Armstromg.

Exactamente como entonces. Como cuando se creía en el lado de los buenos.

¿Cómo se había ido volviendo todo tan gelatinoso después?.

Pidió un scotch. Clara lo miró como cuando antaño lo despertaba en la cama: entornando los balcones de sus ojos.

-Huele a madero .- Gritó alguien desde el fondo.

El sacó el arma, sin balas, lentamente.

Se hizo un silencio también lento. Tal vez como cuando los escarabajos hacen el amor o se ahogan las plantas en la inundación.

Nadie se atrevió a darle una muerte con grandeza, de frente, como él buscaba.

Solo sintió el rompehielos por la espalda. Cómo le entraba por entre las costillas.

Se volvió sobre el mostrador y vio los ojos azules y fríos de Clara.

-No es nada personal, sól o business.- Le dijo.

Fue lo que más le dolió.



Francisco Rodríguez Tejedor

Dulce espera

No cambiaría por nada estos momentos de la espera, cuando, tendido y ya desnudo, aguardo enervado a que ella aparezca. Bañado en una luz tenue, dejo correr una mirada soñadora por el techo de la habitación, tan cálida y acogedora. Por la puerta entreabierta me llegan los sonidos de sus preparativos, que preludian el placer que vendrá. A cada poco pronuncia dulcemente mi nombre y la escucho embelesado.

Por fin entra y su sonrisa lo ilumina todo. Vierte un poco de aceite en su mano, la pone en mi pecho e inicia suavemente un masaje. Me invade una sensación que ya conozco y que sólo podría definirse como la antesala del paraíso.

Sé que, como siempre, me faltarán palabras para expresarle lo que siento. Así que, mientras ella deposita en la mesilla una esponja, una palangana con agua y un bote de talco, me limito a decirle:

“¡Mamá!”.

El Manco del Espanto