miércoles, 22 de septiembre de 2010

Conciencia social

Tenía la cara tumefacta. La sangre goteaba de mi nariz, empapando la pechera de la camisa. Llevaba horas recibiendo hostias. Vi brillar la navaja y recé. El reloj de la pared marcó las 12 de la noche. El tipo cerró la navaja y gritó: ¡Compañero, es 29 de Septiembre, a la huelga!

Por Hank66


5 comentarios:

  1. Jajaja, tú y tus finales sorpresas, muy bueno por su "oportuno" realismo.

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  2. Salvado por la campana.... suscrito de por "vida" a las huelgas. El título una vez más lo dice todo.

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  3. Me gustan mucho estos relatos tuyos que parecen desarrollarse en un sucio callejón de Chicago.

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  4. Violento costumbrismo nacional de bajos fondos. Muy bueno.

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  5. Ja jajajaja. Por lo menos a alguien le servirá la huelga para algo. Me gusta.

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