Amaba a la estanquera. Era su mejor cliente. Compró (y fumó) cientos de cartones, anhelando el roce de sus manos al darle el cambio. El día que ella correspondió a su amor, él le prometió, entre toses, amor eterno, aunque musitó para sí: "un amor eterno de seis meses, a lo sumo"
Hank66
...y es que el amor puede perjudicar la salud... Está muy bien atado ese sentido tóxico y dañino del hábito fumador-amante. Me gusta.
ResponderEliminarFumando espero al hombre que yo quiero, tras los cristales de alegres ventanaales, Y mientras fumo, en humo yo consumo...
ResponderEliminarUn encantador esperpento. Me gusta esa resolución fatídica y de humor en muchos de tus micros.
ResponderEliminarSeguro que entre cartón y cartón, se enteró de la fortuna que amasaba bajo la almohada, y viendo llegar el fin y la herencia, cayó en la tentación del casamiento. Se engañó y convenció a si misma de quererle, a modo de evitar en su conciencia a la más vieja profesión.
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