domingo, 10 de octubre de 2010

Realidad Virtual

Firmabas las cartas con seudónimo. Yo las escondía a su llegada, perturbada por la existencia de un amante desconocido. Descubrí tus misivas en el ordenador un día de puente. Querías mantener en secreto la llama de tu admiración por mí. En casa la dejadez de veinte años juntos impedía que tu boca expresara algo remotamente cercano. El virus rompió la continuidad de tus textos y yo tiré las cartas. Ahora sé, feliz, que cada reproche no es sino otra manera de decirme que me quieres.
Alsquare

3 comentarios:

  1. Es realmente bonito. La admiración en una pareja es otro pilar indispensable y tu Alsquare, has rescatado este pequeño relato en forma de secreto. Recordándonos que dentro de una existencia cotidiana, se esconden las llamas prendidas alguna tarde de otoño. Muy bueno.

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  2. @veintiunoMe atrae mucho la elevación que el hombre puede dar a lo cotidiano. Está en cada uno de nosotros: La incomensurable oportunidad del ser, opuesta a su insoportable levedad. Es un tema recurrente en mis escritos. Gracias por tus palabras, veintiuno.

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  3. Cómo me recuerda a la canción del "ramito de violetas", de la malograda Cecilia. ¿Quién me escribía versos dime quién era....?
    Precioso.

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