domingo, 31 de octubre de 2010

Precuela al Jardín del Edén.

Una perfecta simetría vive dibujada en mi corazón. Pertenece a mis dos amantes. Uno de ellos, me come y mientras lo hace, siento en ese desgarro un placer intenso y dulce. Sin embargo, mi otro gusano, mordisquea acariciando mi piel, sin atreverse a irrumpir en el santuario de mi carne jugosa. En fin, soy manzana y puedo abandonarme al disfrute carnal. Siempre he sido la más envidiada del Edén. Lo siento, humanos.

Damadeltablero


5 comentarios:

  1. Tu precuela me gusta más que el original. Y la sensualidad que transmites, me trastorna. Esa carne jugosa, entregada a dos bandas... describe perfectamente la dualidad. Algo inherente en las personas y que tu resaltas magistralmente aquí. Relato hedonísta, Dama. Me encanta.

    ResponderEliminar
  2. damadeltablero1/11/10, 13:48

    Gracias, 21. Muy amable. Sigo buscando la provocación con el contenido. Hay grandes maestros de la forma en el blog. Es evidente. Me divertí mucho con este micro y con sus efectos...

    ResponderEliminar
  3. Dama, me encantó. Me gusta como juegas al equívoco y las sensaciones que provocas. Ese juego a dos bandas con la carne es magnífico. Enhorabuena.

    ResponderEliminar
  4. papelylápiz1/11/10, 15:09

    Sensual, Dama. Y desde ese Edén, los humanos ganaron capacidad de fantasía y simbolizaron la sensualidad a través de toda clase de frutas y bivalvos... jajaja.

    ResponderEliminar
  5. Yo añadiría a mis compañeros la sinuosidad del gusano y sus cosquilleos (supongo) que debe ser de los más sensual.

    ResponderEliminar