martes, 21 de diciembre de 2010

236

Llevaba quince días sin poder hablar, sin poder moverse y aún sin poder pensar. El médico llegó y le dijo al enfermero.:" No sabemos quien es, nadie lo reclama. Mira si todavía tiene actividad cerebral" El indigente movió lo único que podía: el pulgar de un pie debajo de la sábana .
Lo mantuvo erecto cuando lo sacaban de la habitación y lo bajaban al depósito. Allí el funcionario le colocó en su hermoso pulgar una ficha con el 236.
Daba gusto con cadáveres así..No como otros que venían con los dedos montados y sucios. Se dijo en voz alta. Luego cerró de golpe la cámara frigorífica


Gabriel Palafox


6 comentarios:

  1. Como me gusta todo lo negro bien contado. Muy, muy bueno Gabriel.

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  2. Igual hizo bien el enfermero, calcula quedarte en este mundo con la movilidad del dedo gordo como único medio de comunicación !!!SOCORRO!!!
    Muy bueno.

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  3. ¡Terrorífico! Y suscribo lo que dice Marga...
    Muy bueno, Gabriel.

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  4. Muchas gracias Inopio, Marga y Sara por vuestros comentarios. Yo también le estoy cogiendo gustillo al negro. Al final del todo creo yo está la emoción, la compasión y el sentimiento último de fragilidad de la vida humana. Visto todo con la lente de la fantasía y del humor. Saludos

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  5. Espero morir del todo cuando me llegue la hora. Me ha recordado por la extremada limitación de movimientos a "La escafandra y la mariposa". Si no has leído el libro o visto la película, espero que no tardes en hacerlo. Es durísima y estremecedora. Pero por otra parte nos hace valorar que hacemos realmente con todo el cuerpo y mente "disponible". Saludos, Gabriel. Es muy bueno.

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  6. Muchas gracias Veiuntiuno. Me quedo con el título del libro que no conocía. Saludos

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