A trompicones, tras tropezar infinitas veces en la misma piedra, salgo de esta miasma ansiosa rescatado por la mano amiga de tu sentido común, una vez más con la autoestima hecha jirones pero con la habitual media sonrisa de consuelo por haber sobrevivido a no ser tan siquiera rozado por un mísero reintegro. Hasta el próximo tropiezo.
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Yo creo que con este micro está casi todo dicho sobre el sorteo de Navidad. La sensación de ridículo que nos invade tras comprobar el dinero, la ilusion y las expectativas depositadas en un premio improbable, expuestos a las burlas de las personas con sentido común y perspectiva sobre el tema... ¡Y en tan solo 5 líneas y media! Excelente, de verdad, excelente.
ResponderEliminarPlena coincidencia con el comentarista ut supra.
ResponderEliminarPero el autor concede que seguirá tropezando hasta el fin de sus tiempos. Imposible resistir a La Fuerza.
ResponderEliminarUn microrelato magnífico.Una delicia.Sin desperdicio alguno.Chapeau.
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