Ojos oscuros acechando en la esquina, un viejo gruñón silbando melodías, pasos chirriando en la acera resbaladiza; mis pies, caminando a la deriva. Ciudad desierta y a la vez despierta de sonámbulos e insomnes. Transeúntes aletargados en las sombras. Anónimos visitantes de las plazas sentados en las fuentes, mirando la noche de farolas por estrellas, de carteles luminosos tapando la luna, de ruidosos coches cubriendo el silencio de una habitación triste y vacía. Muda soledad sin tu presencia. Salgo a la calle. Camino a la deriva.
Saryle
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Saryle

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