martes, 21 de diciembre de 2010

Solo en el edén

El hombre dudaba si ese increíble paraje se hallaba fuera de sitio o era él el que no encajaba. Se sentó junto a la cascada. Como en un buen masaje, el agua se deslizaba por las rocas unas veces suavemente y otras con más fuerza y contundencia. Bebió de ese líquido fresco y sabroso que sabía a vida. Había confiado en que aquel manantial reanimaría su alma, pero solo sació por un momento su sed. Aquella naturaleza descarada le recordaba a cada instante su soledad. ¿Qué sentido tenía el paraíso sin Eva?

Saryle

Blogged with MessageDance using Gmail

2 comentarios: