Justo cuando creí haberlo logrado, llegó él:
- !Por dios, querida! ¡Que pinta! con cuatro ajustes te dejo con diez años menos, cara de ángel y dos tallas más de sujetador.
Como la carga del tiempo, a veces pesa, accedí.
Francamente salí del quirófano genial.
Me creí otra hasta que tuve que volver a mirarme al espejo de la vida y ver que seguía con arrugas en la autoestima y dolor de huesos en el corazón.
desasosegada

Tu relato es tan nítido que el comentario sobra. Estás en estado de gracia, Marga. Me felicito por poderte leer.
ResponderEliminarSaludos.
Muchas gracias, casi me d vergüenza leer tu comentario.
ResponderEliminarPues a mí, ese final "con arrugas en la autoestima y dolor de huesos en el corazón" me encanta, Desasosegada.
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