Después de haber hecho la cuenta de todos los que no tienen nada que decir y que lo dicen muy bien - que lo susurran, lo escriben, lo cantan, lo miman, lo comparten - es hora ya de escuchar, de prestar atención a los que intentan una palabra de esperanza o de entusiasmo.

También los hay que no se enteran de nada y lo enredan todo. Aquí se lee todo, de lo mejor a lo peor. La mayoría el entusiasmo y la esperanza no la pierden ni tampoco el humor.
ResponderEliminarQué más da