Pronto dejaré de existir, me lo dijo una adivina y yo le creo. Ella dice que las líneas de mis manos se bifurcan hacia caminos imposibles, cuyo único final es un barranco; por ello he decidido esperar aquí, al borde del precipicio, el ineludible empujón del destino.
Saryle
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Sobrecogedor, impresionante relato, Sara. Me recuerda la historia bíblica del hijo que enterró el denario, pero ésta con mucho más dramatismo. La vida debería vivirse siempre, no sentirse derrotado de antemano, aunque todos, al final seremos derrotados por la muerte. Pero hay que pelear y disfrutar ese paréntesis de tiempo que se nos otorga.
ResponderEliminarVeo que no soy yo solo quien tengo probleas con el laísmo, llevo peleando con él años, así que me fijo mucho. Para mí, en la primera frase, estaría mejor: ..la creo..., pero ni siquiera estoy seguro. Ahí lo dejo para reflexión. Un abrazo
Hola Francisco. Es un micro fatalista, coincido en que hay que disfrutar ese paréntesis de vida que tenemos.
ResponderEliminarA mi entender, es "yo le creo a ella" (yo le creo a la Adivina).
Es como decir: Le dije a ella que la quería. (NO puedes decir: La dije a ella que la quería (aunque lo digan algunos en Madrid :)
Está mejor explicado en este enlace.
http://es.wikipedia.org/wiki/La%C3%ADsmo
Un abrazo.
Muy buen relato, Saryle. Si uno cree suficientemente en algo es probable, por no decir seguro, que ese algo se materialice, incluso el vaticinio de una adivina. Un saludo.
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