Abrió el ventanal. Cortó el cordón umbilical que le unía a la vida y, retando a la ley de la gravedad, se arrojó al vacío. Mientras peregrinaba por el acantilado de la muerte, caviló en el mas allá: ¡puta vida!, no había túnel oscuro, ni luz cegadora, ni vio su existencia despedazada en fotogramas. Nada, sólo el vértigo infinito del fracaso. La vida le había vuelto a engañar, pero esta vez no se dejó vencer y, antes de chocar contra el suelo, dejó de respirar traicionando así a la muerte.
CALEIDOSCOPIO
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CALEIDOSCOPIO
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Me ha gustado mucho, efectivamente nos engañan hasta en esto, lo que ocurre que son pocos los que pueden volver para contarnos !otro frauuuuuuude!
ResponderEliminarUn saludo
Gracias Marga,
ResponderEliminarCoincido contigo, la muerte no es mas que una tomadura de pelo. Otra, muy diferente, son los mecanismos que arrastran a una persona al precipicio del suicidio, difícil tema...
Un abrazo
CALEIDOSCOPIO
Justa venganza. Me ha gustado.
ResponderEliminarYo creo que realmente no vives, si no tienes en cuenta a la muerte. Pero a dstancia, claro. Cuando te come el terreno como en este caso que relatas muy bien, solo te queda la mueca última de la burla. Me ha gustado por el fondo y por la forma Caleidoscopio.
ResponderEliminarGracias Ximens. La venganza es un plato que se sirve frío, es lo mínimo. Al final si decides quitarte la vida,te conviertes en tu propio DIOS, retando a la muerte, a la suerte, al destino.
ResponderEliminarFrancisco, gracias por el comentario. Coincidimos, la vida no tendría sentido sin la existencia de la muerte. No habría peor vida que la vida infinita.
Un abrazo a los dos,
http://xavierblanco.blogpost.com
Muy bueno, Xavier. Eso sí que es retar a la muerte en el último segundo.
ResponderEliminarGracias Sara.
ResponderEliminarUn abrazo
Muy bueno, Calei. Se le quitan a uno las ganas de suicidarse, qué leches.
ResponderEliminarGracias Hank, me paso lo mismo que a ti, se me han quitado las ganas. Esto de la publicidad engañosa no tiene límites.
ResponderEliminarUn abrazo