viernes, 16 de septiembre de 2011

Retrasando el tiempo.

Una montaña blanca con una ermita en la cumbre da sentido al paisaje desde lejos. Está sumida en la soledad y silencio mas profundo.
Un día al año, -o en la vida- el subir allí parece un milagro. En un remolque llegas descompuesto; la salida del Sol desde el horizonte lejano compensa, con la cercanía del cielo y el daño en los pies pisando piedras.
Una gruta profunda, como una cueva, una parte restaurada de la ermita, tres curas con sotana negra cantando en latín te sitúan en la Edad Media.


Arena

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