Tras la inefable deflagración silenciosa, somos
expelidos en espiral hacia aquel agujero situado al fondo.
Parece inevitable que nos absorba y nos arrastre al vacío, por lo que lejos de resistirnos, empleamos nuestras últimas y exiguas fuerzas en tratar de acabar, por fin, de conocernos.
Cronopio
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expelidos en espiral hacia aquel agujero situado al fondo.
Parece inevitable que nos absorba y nos arrastre al vacío, por lo que lejos de resistirnos, empleamos nuestras últimas y exiguas fuerzas en tratar de acabar, por fin, de conocernos.
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