Medianoche. A través de los oculares del microscopio confocal observo a la célula que, aislada a partir de mi propia sangre, he modificado genéticamente y que, henchida de verde fluorescencia, se sitúa, casi desafiante, en el mismo centro del campo visual. En pocos minutos, genera dos células hijas, y cada una de ellas otras dos, seguido de una rápida sucesión de replicaciones simétricas, llenando y desbordando el microscopio, la mesa, mis piernas, brazos, oídos, boca...
Mi propia sangre...
Befana
Parece un cuento de un Lovecraft, con una licenciatura en Biología. Qué miedo.
ResponderEliminar@mj
ResponderEliminarSi me pasas un poquito de tu sangre, mj, creo que puedo intentar mejorar el experimento...incluyendo su sabor y su capacidad de expansión final...
(Je, je, je...)
Befana, no me asustes. Me mareo si veo una gota de sangre, así que imagínate si encima es verde.
ResponderEliminarFeliz Año