viernes, 30 de diciembre de 2011

Hematógena

Medianoche. A través de los oculares del microscopio confocal observo a la célula que, aislada a partir de mi propia sangre, he modificado genéticamente y que, henchida de verde fluorescencia, se sitúa, casi desafiante, en el mismo centro del campo visual. En pocos minutos, genera dos células hijas, y cada una de ellas otras dos, seguido de una rápida sucesión de replicaciones simétricas, llenando y desbordando el microscopio, la mesa, mis piernas, brazos, oídos, boca...

Mi propia sangre...

Befana


3 comentarios:

  1. Parece un cuento de un Lovecraft, con una licenciatura en Biología. Qué miedo.

    ResponderEliminar
  2. @mj

    Si me pasas un poquito de tu sangre, mj, creo que puedo intentar mejorar el experimento...incluyendo su sabor y su capacidad de expansión final...

    (Je, je, je...)

    ResponderEliminar
  3. Befana, no me asustes. Me mareo si veo una gota de sangre, así que imagínate si encima es verde.

    Feliz Año

    ResponderEliminar