viernes, 6 de enero de 2012

Tahona

Cada mañana, cuando mis pasos resuenan sobre la acera y la primera brisa marina flirtea con la ciudad, me acerco a la tahona, guiado por el aroma de panes recién horneados, suculentas madalenas y cruasanes amasados con pura mantequilla.

Cada mañana, me atiende ella, mechones rubios recogidos. Por cada pan que compro, añade, de propina, un brioche o una palmera.

Pero hoy vuelvo con mi pan y sin su propina. Recortes, leo en la prensa. Ya añoro sus velados mechones y sus subrepticios brioches.

Befana


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