viernes, 24 de febrero de 2012

El origen.

Mi padre era mi padre por más que mi madre dudase entre calendarios amarillentos. Ahora que ambos me faltan, si no puedo evitar entrar en la vieja ferretería, observo cómo aún me mira ese anciano de tupida cabellera.

Paso un par de días evitando pensar en él cuando me peino, pero, a diferencia de mi madre, yo no cobijo ninguna duda sobre mi origen.


0 comentarios:

Publicar un comentario