Iniciaba el día con las noticias de ayer ya releídas. El diario de hoy seguía siendo inequívoco. No quedaba lugar para la esperanza. El optimismo debía erradicarse y a sus 30 años era momento de aceptarlo. El parque estaba abierto por un error del último contratado en prácticas. Se coló entre los árboles y avanzó por el sendero de tierra hasta una zona despejada, un claro tranquilo y acogedor. Se desnudó ante la luna y aulló hasta quedar sin voz.
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