martes, 13 de marzo de 2012

Geografías

Me asomo, casi sin querer, a la estrecha rendija que separa la noche del día.

Recorro, con los ojos apenas abiertos, los recovecos de tu anatomía dormida y sucumbo al deseo de rozar el firmamento de tu piel con la punta de los dedos.

Y me anclo a tu aliento como quien se amarra a una tabla maltrecha en mitad de un oceano eterno.

Cuando el despertador me obliga a cruzar la frontera del sueño, aún percibo tu calor fundiendo los confines de mi cuerpo mientras abrazo tus formas en el vacío.

Cronopio

4 comentarios:

  1. Gracias, Marga. Me alegra que te lo parezca. Saludos.

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  2. Aún conocida bien la geografía hay veces que una niebla espesa no nos deja ver la realidad de los paisajes y los idealizamos con colores de primavera.

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  3. Tal vez esa idealización no sea más que una especie de placebo que la razón (consciente o inconscientemente) fabrica para hacernos más digerible la espesura.

    Gracias por leer y comentar, Pilar.

    Un abrazo.

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