miércoles, 21 de marzo de 2012

Lluvia

Llueve, las gotas frías de agua, juegan con mi barba, enriqueciendo su volumen antes de retirarse descendiendo hacia la chaqueta y seguir su curso natural. La gente en la calle corre apresurada a guarecerse bajo balcones y en portales o tiendas. Quieto, disfruto de las caricias del agua, únicas en aquella mañana que anuncia primavera. Los peatones miran, haciendo gestos desaprobatorios, ante mi insistencia en dejarme empapar. Sólo en la acera, oigo las risas de los niños a mis espaldas mojadas.

Alfred


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