Despertó al alba con una sinfonía de murmullos exóticos de fondo.
¿Qué hago yo aquí?...¿como he llegado a este lugar?, se preguntaba. Anoche bebí más de la cuenta, es cierto, pero no recuerdo nada más.
Intentó ponerse de pie pero se trastabilló y cayó de bruces a un foso de cemento.
Sobre las diez de la mañana, el vigilante encontró dos pies amputados con los zapatos aún puestos. El cocodrilo, ajeno a los primeros visitantes del zoo, dormitaba con la boca entreabierta.
country49
De la cual asomaba un trozo de calcetín, con su beatifica sonrisa, ante su publico fiel, no tenía que esconder sus aficiones alimentarias, pues sus fans, le proporcionaban despistados borrachos, cada pocas noches.
ResponderEliminarTe ruego expongas al protagonista de tu texto que se abstenga de invitarme a despedida de soltero/a alguna.
ResponderEliminarA dos manzanas de mi casa está el zoológico municipal de Matadepera, y ante excesos etílicos y de otras características, supongo que es más seguro hacer escalada nocturna en Montserrat.
Si me permites. Un abrazo.
!!!Ostras!!!! no vuelvo a beber.
ResponderEliminarUn saludo.