martes, 26 de marzo de 2013

Cumplellanto bisiesto

Mi padre era hortelano, cultivaba en una pequeña parcela detrás de casa. Mi madre me alumbró entre cebollas un 29 de febrero, se dirigía a las tomateras para colorear su ensalada cuando rompió aguas entre los primeros bulbos tímidos de Liliáceas. Según contaba, fue un parto muy rápido en el que las dos lloramos mucho, y ella no precisamente de la emoción, yo ya era la séptima. Decía que fue por las cebollas, salieron muy fuertes. Lo curioso es que, después de mi llanto primigenio, nunca se me vio una lágrima más. El doctor dijo que se me secó el lagrimal. Pero pasaron cuatro años, llegó el 29 de febrero, y volví a llorar, y así celebro mis cumpleaños bisiestos, llorando e inventando una tragedia, porque siempre es más fácil el drama que tener excusas para llorar de felicidad, ¿o no?



2 comentarios:

  1. En este país desde luego que preferimos el drama a la felicidad, Un ejemplo reciente de esto es la histórica victoria futbolística contra Francia. Deberíamos estar contentos y felices, pero qué va todavía seguimos lamentándonos por la cagada contra Finlandia.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El fútbol es así... No sé, me has dejado a cuadros. Si fuera una footballer wife, entonces... Pero imagino que sí, es un buen ejemplo, ¡y de masas!
      Saludos.

      Eliminar