Volveré, como cada verano, a mi isla. La casa no es mía, la isla, sí. Siento el impulso irrefrenable de llegar hasta ella, de sumergirme en su mar y de oler su azul. En la repisa de la ventana, una maceta esconde la llave que me abre a ese universo hecho de arena, de mar, de caminos infinitos que se borran al instante. Con una brisa capaz de alejar hasta el desamor más cruel, por eso quiero llegar hasta allí, cuanto antes, para dejarte aquí.
Damadeltablero
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