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viernes, 8 de octubre de 2010
Hasta otro dia, señora (Tagore123)
Sus ojos,mas claros cada dia, no me reconocen.Hace tiempo que su mente ha decido llamarme de usted y darme las gracias por cada beso que le doy.Sus manos agradecen el gesto,pero sus caricias son frias y sus labios no demuestran con calidez el cariño de la madre que tuve.Ha puesto un muro entre ella y el mundo desconocido que la rodea.Me echa de su lado porque tiene que "ver a sus padres", y como siempre me despide con un "hasta otro día, señora", que me parte el alma y deja secos mis ojos.
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Un relato lleno de amor y dolor, tagore, la mejor manera de enfocar un mal que destruye mucho más que recuerdos.
ResponderEliminarDestruye mucho mas que recuerdos,como tu dices, y construye castillos de amor y de vanas ilusiones cuando, como un espejismo, un día te llama por tu nombre. Entonces ves pequeños diamantes en una honda mina de carbón.
ResponderEliminarGracias por tu comentario.
@Tagore123Bella tu respuesta, tagore, y sigue irradiando amor.
ResponderEliminarAunque es un tema reptido últimamente en los micros, me gusta cómo lo relatas transmitiendo ese sentimiento de autenticidad
ResponderEliminarMuy íntimo y personal. Conmueve.
ResponderEliminarLo releo y me gusta aún más. Estupendo!
ResponderEliminar@papelyl�piz
ResponderEliminarMuchas gracias Luis, por leerlo y releerlo.
No sé cómo no había comentado este relato, porque es magnífico.
ResponderEliminarEl trato de usted pone la distancia real entre ese mundo y este mundo.No compartir el espacio ni el tiempo.La demencia es devastadora.
Me ha encantado.Si es basado en la realidad, como parece,lo siento.De veras, lo siento.
Albada, gracias por leerlo y por el comentario. También por sentirlo. Si. Está basado en la dura realidad.
ResponderEliminarReal, triste, lleno de ternura y amargura a la vez. Un test vital como tantos de esta vida, que empieza de nuevo a cada minuto. Me ha gustado mucho Tagore.
ResponderEliminarEn realidad es un reloj que empieza de nuevo cada segundo, como un pez que mira como si nunca lo hubiera visto el mismo paisaje. La amargura existe, pero la trato con cuidados paliativos de alegría por un segundo de lucidez materna. Gracias por tu comentario alsquare
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