Dime tus verdades, susúrrame al oído las certezas que espero, desgrana tus deseos, calma mis desvelos con tus ansias, entrégame tu aliento entrecortado, hazle un hueco a mis dudas y mis miedos en algún lugar cercano a tu pecho, permíteme que me pierda entre tus caderas y tus señuelos, entre tus pliegues y tus regresos...Y después, hagamos todo lo posible para que la monotonía no pueda presumir
de haber añadido dos nuevas presas a su colección de restos de naufragio.
Cronopio
Precioso, Cronopio. Luchemos por ello. Un saludo.
ResponderEliminarGracias, dama. Me alegra mucho que te guste. Un abrazo
ResponderEliminarMuy bueno, Cronopio. Espero escuchen tu plegaria.
ResponderEliminar